La música es magia
- Robinson Rivera Herrera

- 24 feb 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 abr 2021
OPINIÓN
Hablar de música es tan amplio y profundo como el océano mismo. Podríamos tratar la música como si fuera un mundo o una dimensión desconocida, y lo hablo desde ese símil, porque son tantos los géneros, las formas, las interpretaciones, las manifestaciones, las herencias, las culturas… que un sonido adquiere amplios significados y significantes.
Isabel Ayala conceptualiza la música en tres definiciones: la música como arte, la música como lenguaje y la música ciencia. La música es considerada la más grande entre las artes, y como arte, juega un rol interminable de interpretaciones y emociones, empezando con la intención que tienen el autor que con inspiración compone, hasta los sentimientos que despiertan en todo aquel que la escucha. La música como lenguaje, es un método de comunicación que desde la historia ha sido protagonista de un sin número de mensajes, el propulsor de movimientos sociales, de libertades y revelaciones. La música como ciencia, al ser estudiada y codificada por pensadores como Pitágoras; Aristóteles; San Agustín en la Edad Media; Alcuino y Zarlino en el Renacimiento; Rameau en el período Barroco; en el siglo XVIII por Charles Burney y John Hawkins; hasta llegar al siglo XIX y dar nacimiento a la musicología. La musicología es el estudio científico que ayuda, como lo describe Ayala, la rehabilitación de patologías depresivas, deficiencias auditivas, necesidades educativas especiales y, en general, diferentes desórdenes como autismo, parálisis cerebral o daños cerebrales.
Entonces, ¿estarías de acuerdo conmigo en la siguiente afirmación?:
La música es magia, un regalo divino... es la mejor compañera de vida.
Aunque no sea conmigo Enrique Bunbury y Andrés Calamaro
Aunque no sea conmigo, ha sido interpretada por un sin número de artistas con estilos musicales diferentes. Esta versión de Enrique Bubury y Andrés Calamaro es exquisita, una interpretación que combina melodías del jazz, del blues y de rock. Es armoniosa con sus manejos instrumentales de guitarra eléctrica y bajo. Las voces se sienten rasgadas, un canto dramático, con intensidad y dolor, que se tornan perfectos para la letra.
La letra es un resignación del amor, de una despedida que trae consigo amargura. Es impactante la frase, "por tu felicidad, a costa de la mía", porque así es el amor, es aprender a soltar y dejar cuando la felicidad no es recíproca, pensar la felicidad en estos términos del amor, es un acto de humildad y cero egoísta, aunque quizá para muchos, si lo sea.






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